1.- FRANCISCO BOLOGNESI

 FRANSICO BOLOGNESI

Coronel Francisco Bolognesi


(Francisco Bolognesi Cervantes; Reyes, 1816 - Arica, 1880) Coronel peruano. Francisco Bolognesi es particularmente recordado por su heroica participación en la batalla de Arica, en la que murió el 7 de junio de 1880 luchando junto a sus soldados y después de pronunciar unas célebres palabras: "Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho". Su valentía y coraje han pasado a la historia como ejemplo de soldado de honor y de espíritu guerrero.

Hijo de Andrés Bolognesi, natural de Génova, y de Juana Cervantes, oriunda de Arequipa, fue su padrino el marqués de Montanera, caballero de la Gran Cruz Colorada. Realizó sus estudios primarios en Arequipa. En 1830 ingresó al Seminario Conciliar de San Jerónimo, donde estudió secundaria, sobresaliendo en el curso de matemáticas.

El 14 de noviembre de ese año fue nombrado edecán de campo del presidente de la República, el mariscal Ramón Castilla. En abril de 1857 empezó a ejercer el mando como artillero y el 7 de marzo del año siguiente fue ascendido al grado de coronel efectivo, por acción distinguida. En la campaña contra el Ecuador de 1860 participó como jefe de artillería.

La batalla de Arica

Cuando estalló la Guerra del Pacífico (1879-1833), en la que Perú y Bolivia se enfrentaron contra Chile, Francisco Bolognesi fue llamado para tomar las armas y defender la patria. En dicha contienda estuvo al mando de la tercera división y participó en las batallas de San Francisco y Tarapacá.

La marina peruana había obtenido una gran victoria en el combate naval de Iquique (21 de mayo de 1879), en el que el Huáscar, al mando de Miguel Grau, logró hundir la corbeta chilena Esmeralda, capitaneada por Arturo Prat; pero la batalla de Angamos, en octubre del mismo año, dio a Chile la total hegemonía en los mares. Después de la derrota de los ejércitos de Perú y Bolivia en la batalla de Tacna, el 26 de mayo de 1880, el sur del país quedó casi del todo perdido en manos chilenas. Únicamente en Arica quedaba una guarnición de 1.600 hombres al mando de Bolognesi, que, aislada por tierra y por mar, estaba condenada a caer. Su emplazamiento era el morro de la ciudad, una cresta natural de unos trescientos metros que se elevaba al pie del océano.



Bolognesi escribió varios telegramas a Lizardo Montero a Moquegua y Arequipa, prometiendo que la plaza no se rendiría, pero pidiendo instrucciones y en especial la llegada de las fuerzas de Leyva, quien con tres mil hombres había sido comisionado por Montero para socorrerle. No recibió respuesta. Leyva se hallaba entonces en Tarata y, viendo cortado el camino hacia Arica por la ocupación chilena de Tacna, había partido hacia el norte, es decir, en dirección contraria. Le quedaba todavía una carta: la retirada hacia el interior, el valle de Azapa, pero no tenía autorización para ello.

Guerra del Pacifico

Cuando la Guerra del Pacífico comenzó en 1879, Bolognesi, de 62 años de edad, se reincorporó al Ejército peruano, siendo nombrado jefe de la 3º. División destinada a operar en la campaña terrestre del Sur.

Participó activamente en las acciones contra las fuerzas chilenas, incluyendo las batallas de San Francisco y Tarapacá; en esta última, librada el 27 de noviembre de 1879, participó a pesar de encontrarse muy enfermo de fiebre, soportando las diez horas que duró la lucha. En esta ocasión se recuerda que dijo al final de la batalla: «Las balas chilenas apenas llegan a las suelas de mi bota», aludiendo irónicamente a un disparo que le había arrancado un tacón de sus granaderas.



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